Font: El Periódico
"El Ayuntamiento de Madrid mantiene nombres de calles que hacen referencia a miembros del régimen franquista
y conserva de pie el Arco de la Victoria, que celebra la derrota de la
mitad de la población (española), pero quiere retirar la única placa
conmemorativa a las Brigadas Internacionales que hay en toda la ciudad". Con esta frase, el autor del artículo de 'The Guardian', David Mathieson, resume la política del PP hacia la memoria histórica de la Guerra Civil, a quien acusa de querer distorsionar el pasado.
En su artículo
Mathieson explica cómo el Ayuntamiento de Madrid quiere retirar dicho
monumento a los anti-fascistas por "haber sido construido sin sus
respectivos permisos". La placa fue pagada con fondos privados y está
colocada en los jardines de la Universidad Complutense.
Por su parte, la Universidad replica que presentó los papeles de
petición de permisos pero que el consistorio hizo "oídos sordos".
Además, recuerda que otros monumentos como el de las víctimas del 11-M
"se construyeron sin los permisos correspondientes".
SÍMBOLO ANTIFASCISTA
La Universidad Complutense de Madrid se convirtió en un escenario clave de la Guerra Civil durante las batallas en Madrid. Tal y como explica David Mathieson,
mientras las tropas franquistas intentaban tomar la capital española,
en la Universidad encontraron un lugar de resistencia. Cientos de
brigadistas internacionales murieron al lado de los republicanos
defendiendo los edificios de la universidad al famoso grito de '¡No pasarán!'.
El
autor se pregunta si "es lógico que en una Europa en la que crece la
xenofobia y el racismo el consistorio quiera retirar precisamente el
único monumento que tiene la ciudad a los antifascistas". "Explicar el
pasado para formar el futuro es una regla básica de cualquier proceso
político maduro", explica Mathieson en su artículo, y pone como ejemplo
los muesos y referencias al nazismo y a la II Guerra Mundial que existen
en Berlín.
"El gobierno del PP es incapaz de
gestionar la diversidad de voces que reclaman cosas diferentes sobre la
memoria histórica y prefiere zanjarlo", relata el autor. "Lo que está
pasando en Madrid no es solo un ejercicio asimétrico de memoria
histórica -concluye- sino una manera intolerante, peligrosa y
disfuncional de tratar el pasado que impide que la ciudad se proyecte
hacia el futuro como un lugar abierto, diverso y transparente".
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