dilluns, 27 de maig del 2013

Víctimas del franquismo suman fuerzas contra la impunidad ante la justicia argentina


Con el firme compromiso de mantener la unidad de acción y de reforzar, ampliar y canalizar las exigencias de justicia, verdad y reparación, se celebró ayer sábado en Madrid el primer encuentro de querellantes contra el franquismo. Participaron más de 120 personas a título individual y en representación de varias asociaciones. Coincidió el encuentro (en el Instituto Lope de Vega, a doscientos metros del Ministerio de Justicia) con la noticia de que el sanguinario dictador argentino Jorge Rafael Videla murió en la cárcel de Marcos Paz para presos comunes, donde cumplía cadena perpetua; nada que ver con el dictador español, que falleció en la cama con “todo atado y bien atado”.

Fue como si Darío Rivas hubiese traído de Buenos Aires la buena nueva de que todavía la justicia es posible en este mundo. Con 93 años, Darío realizó el largo viaje para acompañar a los querellantes españoles contra los crímenes del franquismo. Él fue el primero en acudir a la Justicia en Argentina, donde reside, para denunciar la criminalidad y la represión sistemática de la dictadura española. Viendo el maltrato al magistrado Baltasar Garzón, eligió el 79º aniversario de la proclamación en las urnas de la II República para presentar la querella.

El padre de Darío, Severino Rivas, era un socialista que fue elegido alcalde de Castro del Rei, en Lugo. Los militares golpistas y sus secuaces nazifascistas lo asesinaron en 1936, como hicieron con cientos de alcaldes, concejales y diputados desde primera hora en todas las zonas donde triunfó la sublevación. Sus restos fueron exhumados en 2005 con la ayuda de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que se personó con él en la causa ante los tribunales de Argentina.

Además de la asociación española de familiares de víctimas del franquismo, ese 14 de abril de 2010, Darío estuvo acompañado por varios colectivos de defensa de los derechos humanos, singularmente, por las madres y abuelas de la Plaza de Mayo y por el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Desde entonces, la “querella madre”, como la denominan los letrados Ana Messuti y Carlos Slepoy, no ha parado de crecer y hoy se cuentan más de 150 querellantes y asociaciones en demanda de justicia universal contra aquellos crímenes impunes de lesa humanidad.

Con las carpetas de documentación en la mano, Messuti explica a los reunidos que además de la acción en nombre de los familiares, la causa está abierta en un segundo nivel a documentalistas e historiadores y en un tercer nivel a la adhesión de los ciudadanos que sufrieron el clima generalizado de represión de las libertades y la vulneración sistemática de los derechos humanos. Decenas de miles de firmas refuerzan la acción judicial por esta vía. La coordinación estatal de la red de Apoyo a la Querella Argentina (AQUA) y otras plataformas, incluidos los familiares de niños robados durante el franquismo y la transición, fue un objetivo principal del encuentro.

El letrado Slepoy consideró “llamativo” que España, que fue pionera en la aplicación de la jurisdicción universal para perseguir a los genocidas del Cono Sur y de otros países de América Latina, niegue el amparo judicial a sus víctimas. “Es llamativo, pero no es sorprendente, porque casi todos los Estados hacen lo mismo”, añadió antes de reconocer que “gracias a la acción de la justicia española (del magistrado Garzón en este caso) se destrabó el proceso contra los crímenes de la dictadura argentina y Videla ha muerto en la cárcel”.

Tanto Slepoy como Messuti contaron los altibajos de la causa contra los crímenes del franquismo que instruye la jueza María Servini, a quien las autoridades españolas están poniendo todo tipo de trabas. Si el primer obstáculo fue la negación de la documentación que solicitó el fiscal argentino a España y el consiguiente archivo, que dio lugar a una apelación y a la resolución de la Cámara judicial argentina ordenando la continuidad del proceso, y el siguiente fueron los obstáculos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a la comisión rogatoria para que la jueza se desplazara a España a hacer su trabajo, el último palo en la rueda ha sido la queja del Ejecutivo español por vía diplomática para impedir que pudiera tomar declaración a 12 querellantes por videoconferencia desde los consulados de Argentina en España.

Para impedir las declaraciones, el Ministerio de Asuntos Exteriores, del que es titular José Manuel García Margallo, emitió una queja verbal al embajador argentino, quien, a su vez, pidió directamente a la magistrada que suspendiera las declaraciones que iban a comenzar el 8 de mayo. La jueza aplazó el acto. Según los juristas, el Gobierno español invocó un convenio de reciprocidad de cumplimiento de penas que nada tiene que ver con el caso. Según el abogado Slepoy, a la magistrada “le faltó un punto de pundonor”.

Sin embargo, los letrados confían en que Servini supere los obstáculos y, según sus informaciones, recabe testimonios en un plazo de dos o tres semanas. La propia jueza, en declaraciones a la emisora Andalucía Información, dijo el viernes que “los gobiernos españoles no quieren que se investigue”. Y añadió: “No soy yo la que quiere investigar, es la Cámara Federal, nuestro Tribunal Superior, la que ha ordenado esta investigación en 2010 y estamos en 2013”.

Por el momento han testificado 5 de los 91 querellantes previstos en una primera fase. Y Servini, que es la decana de los juzgados de lo criminal y titular del nº 1 de Buenos Aires estima que terminará antes de fin de año. Por su parte, los abogados, que consideran muy importante el estímulo social, insisten en que “el tiempo ha de transcurrir a favor de las víctimas, no de los verdugos”. En este caso, aparte de los “juicios de la verdad” cuando los autores de los crímenes han fallecido, figuran al menos nueve imputados que podrían ser condenados, entre ellos los exministros Rodolfo Martín Villa y José Utrera Molina, suegro del actual titular de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, así como el policía torturador José González Pacheco, alias Billy el Niño.

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La jueza argentina calcula que habrá imputaciones por los crímenes del franquismo en un año

Font: Público 

La jueza argentina María Servini, que investiga el genocidio y los crímenes de lesa humanidad del franquismo, se muestra optimista por el devenir de la instrucción y confía en que dentro de un año pueda confirmarse la imputación contra los nueve acusados actuales (tres exministros, dos jueces y cuatro policías), según ha declarado en la única entrevista que ha concedido desde que asumió la causa en abril de 2010. Entre los nueve posibles imputados estaría José Utrera Molina, exministro de Franco y suegro del ministro Alberto Ruiz-Gallardón, el exministro de la UCD Rodolfo Martín Villa, y José González Pacheco, el expolicía acusado de torturas apodado Billy el Niño’.

María Servini es una jueza veterana -76 años- titular desde 1990 del Juzgado Nacional de lo Criminal y Correccional Federal nº 1 de Buenos Aires que ha decidido romper su silencio públicamente con una entrevista concedida al programa especializado La Memoria de la emisora pública Radio Andalucía Información. Sus inéditas declaraciones se producen una semana después de haber visto frustrado su intento de tomar declaración por videoconferencia a 12 personas que tenía citadas durante varios días en el Consulado argentino en Madrid. “Me pareció muy desagradable que, en el último momento, cuando todo estaba preparado y veíamos a los declarantes en la pantalla dispuestos a hablar desde el Consulado, esto se cortara, porque era como cortar la ilusión a la gente y cortarla a nosotros para seguir investigando”.
 
La jueza admite que recibió el pasado miércoles una llamada del embajador argentino en Madrid que le trasladó la presión diplomática desde el Gobierno español para que se suspendiera la toma de declaración. “No me sentí presionada, sino defraudada. No quise ser artífice de que de esa situación derivara en serias consecuencias para mí país y suspendí la declaración. De todas formas –añade Servini-, ya se están corrigiendo todos esos supuestos errores, aunque para mí no hay errores, y espero que nos autoricen a tomar declaración por videoconferencia a algunas de esas personas que están desesperadas por declarar y que carecen de medios para pagarse un viaje a Argentina”.

No es la primera vez que Servini encuentra serios obstáculos en su instrucción desde el Gobierno español. Incluso con Zapatero en el poder, el fiscal general del Estado frenó su intención de venir a España: “Nos pusieron una serie de inconveniencias que hicieron imposible nuestra ida a España. Creíamos que era más fácil hacer las videoconferencias, pero ya es la segunda vez que me las paran”, se lamenta la jueza.

"Los gobiernos españoles no quieren que se investigue" 
Preguntada por la causa de esta reiterada resistencia oficial española a facilitar su instrucción, gobierne quien gobierne, no titubea: “No quieren que se investigue”. La jueza añade: “No soy yo la que quiere investigar, es la Cámara Federal, nuestro Tribunal Superior, la que ha ordenado esta investigación en 2010 y estamos en 2013”.

Pese al retraso y a la progresiva acumulación de querellantes -ya van 150-, María Servini se muestra confiada: “Antes de fin de año se puede terminar con la toma de declaraciones”. La cuestión es cómo, cuándo y dónde poder desarrollar tanto trabajo pendiente, si hasta ahora sólo han hablado ante la magistrada 5 de las 91 personas previstas.

La jueza sugiere a quienes tengan que declarar que sería mucho más fácil para ella recibirlos en su despacho de Buenos Aires, e incluso bromea con la posibilidad expuesta por el entrevistador de que se lleguen a fletar vuelos charter desde España a modo de “turismo o emigración judicial” con testigos y querellantes por el genocidio franquista. “Si fuera así, yo estaría muy contenta. Sepan que todos los que quieran viajar van a ser atendidos y se les va a tomar su correspondiente declaración”.
De hecho en las próximas semanas van a ir cinco personas a declarar a Buenos Aires, algún alcalde, algún parlamentario y hasta el exjuez Baltasar Garzón, a quien conoce desde 1991 y que tiene cita para el 27 de mayo: “una excelente persona y una pena perder a una persona que tanto ha luchado por la justicia en su país y en otros, como el mío”. El exmagistrado español que rompió la impunidad de las dictaduras chilena y argentina acude ahora a Argentina como experto a instancia de los querellantes y, a juzgar por las palabras de Servini, parece que su declaración puede influir en el desarrollo del procedimiento: “Lo esperamos pensando que puede ser una declaración muy esclarecedora. Por eso no he querido escuchar a los otros antes, porque primero quiero escuchar a Baltasar para ver si pregunto lo mismo o si tengo que ampliar las preguntas”.

"La declaración de Garzón en Buenos Aires puede ser muy esclarecedora"
María Servini, no obstante, piensa venir a España para tomar declaración, ya que no cree que funcione la vía de la comisión rogatoria que propone el Gobierno de Rajoy. “El inconveniente es que quieren que venga sola y yo necesito venir con mi equipo, porque de otro modo casi me tendría que quedar a vivir aquí y no puedo dejar mi juzgado, entre otras cosas porque hay elecciones en mi país y yo tengo también responsabilidad sobre el proceso electoral”.

Pese a tantos inconvenientes, la magistrada argentina mantiene la esperanza en que “en un año como mínimo” puedan sustanciarse las primeras imputaciones en esta causa por el genocidio franquista con las correspondientes órdenes de detención cursadas al Gobierno español: “Yo me lo imagino. A Pinochet no lo dejaron detener pero también fue perseguido en Chile. Contreras y otras personas fueron detenidas en Chile en base a los elementos acusatorios que nosotros les facilitamos. Acá estuvo detenido Arancibia Clavel, que había pertenecido a la DINA chilena”.

María Servini traza en su horizonte una hoja de ruta similar a las consecuencias que se derivaron de la intervención a finales del siglo XX del juez Garzón en el Cono Sur americano, e sea, abrir el camino para que la justicia autóctona reaccione y actúe contra los represores. Lo dice con conocimiento de causa y proyectando su intención sobre España: “El derecho internacional llega a los países, tarde o temprano llega y, si a la larga no aplican nuestro derecho, sí que obligan a los países a investigar o viene la condena internacional”.

Frente a la conocida petición de Garzón -en su intento fallido de juzgar los crímenes del franquismo- del certificado de defunción de Franco y su camarilla golpista, la jueza argentina desvela una orientación más pragmática de su instrucción: “Hay que ir directamente sobre los que están vivos. Eso no quita que también se investigue la participación de los que ya están fallecidos, porque todo hace un conjunto del expediente. La investigación es una sola sobre un grupo que ha trabajado de forma conjunta. Entonces, cuando usted está investigando a una persona que está viva, es lógico que también tenga alguna conexión con alguien que esté muerto. Hay que investigar las dos conexiones y al muerto no se le puede dejar de lado. No se le puede juzgar, ni detener, pero hay que saber qué hizo y ver si agrava o beneficia al otro imputado vivo”.

“Les pido un poquito de paciencia; esto va a salir adelante"
María Servini es una jueza muy sensibilizada con el tema de los derechos humanos cuya actuación fue determinante para condenar al asesino del general demócrata chileno Carlos Prats en Buenos Aires, un ex agente de la policía política de Pinochet. También cuenta con una experiencia positiva en el tema de los niños robados, habiendo logrado devolver a varios menores a sus familias biológicas. Contra viento y marea, la jueza argentina, optimista, concluye su única entrevista periodística lanzando un mensaje de esperanza a las víctimas del franquismo: “Les pido un poquito de paciencia, que esto va a salir adelante. Que vamos a tomar declaración a todos los que necesitan declarar, a todas las víctimas, que lo haremos yendo allá o viniendo la gente acá. De alguna forma esto se va a solucionar. La justicia, tarde o temprano, llega. Que tengan esperanza, que va a haber justicia”.

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