Confirma la expulsión de un estadio de un espectador que enarboló la
tricolor, al considerarlo una "alteración del orden público en la
grada".
El Gobierno del PP sigue pensando que enarbolar una bandera
republicana en un estadio deportivo no es un acto de libertad ideológica
y de expresión sino que puede incitar a la violencia y constituir "una
alteración de orden público en la grada".
En respuesta al diputado valenciano de IU Ricardo Sixto, el Ejecutivo
justifica en esos términos la expulsión de un espectador al inicio de
un partido de balonmano entre las selecciones de España y Serbia que se
disputó en el pabellón Príncipe Felipe, de Zaragoza, el pasado 21 de
enero.
Añade que la Subdelegación del Gobierno en dicha ciudad abrió al
ciudadano un expediente sancionador, de acuerdo al artículo de la Ley
contra la Violencia en el Deporte que prohibe la exhibición "de
pancartas, banderas, símbolos u otras señales que inciten a la violencia
o al terrorismo o que incluyan mensajes de carácter racista, xenófobo o
intolerante".
Según explicaba Sixto en su pregunta, en el acta de incidencia en
espectáculo público que se levantó se recogía que, durante el himno, la
exhibición de una bandera republicana provocó una reacción contraria del
público que se encontraba más próximo, "produciéndose un acercamiento
de varias personas al ciudadano que exhibía la bandera, profiriendo
insultos contra él,calificando estos hechos como alteración grave del
orden público".
El ciudadano fue expulsado y la bandera retirada por la Policía.
Sixto afirma que la reacción de los otros espectadores no fue tal como
dice el acta, aunque, si así hubiera sido, debió ser el ciudadano que
llevaba la bandera el protegido de los silbidos e insultos de los otros
asistentes y no al revés. Además, subraya que quien enarboló la bandera
republicana "estaba ejerciendo su derecho a la libertad de expresión".
"Exhibir banderas republicanas está amparado por los derechos
fundamentales previstos en los artículos 16.1 y 20.1.a de la
Constitución, que consagran la libertad ideológica y de expresión",
expuso Sixto al Gobierno.
Por todo ello, elevó pregunta al Ejecutivo para saber si tuvo
conocimiento de los hechos, cómo valoraba los mismos, por qué no fue
protegido el ciudadano que exhibó pacíficamente la tricolor, o por qué
no se repuso el orden público supuestamente alterado sin retirar la
bandera republicana ni expulsar al ciudadano increpado por otros
espectadores.
La respuesta del Gobierno es breve y lacónica. Se limita a señalar
que, efectivamente, el pasado 21 de enero, "en el momento de iniciarse,
en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, el encuentro deportivo del
Mundial de Balonmano entre las selecciones de España y Serbia, un
espectador provocó una alteración del orden público en la grada".
Por ello, el coordinador de Seguridad --máximo responsable del
mantenimiento de la seguridad durante el desarrollo del acontecimiento
deportivo-- "dispuso su expulsión, con el fin de evitar mayores
incidentes", y procedió a elevar acta de denuncia y proponer la apertura
del expediente sancionador.
Es el segundo incidente relacionado con la bandera republicana y un
partido de la selección española de balonmano del que el Gobierno de
Rajoy ha tenido que dar explicaciones durante su mandato. Durante un
encuentro entre España y Argelia en Alicante, en abril de 2012, sucedió
algo similar y la Policía también expulsó al ciudadano que exhibía la
tricolor. El Ejecutivo justificó entonces el suceso en que la actitud de
quien portaba la bandera podía interpretarse como una incitación a la
violencia y una provocación al resto de aficionados españoles.
En aquella ocasión, la Policía estimó que el espectador ondeó la
enseña republicana "con gran vehemencia", lo que según el Gobierno
"provocó malestar entre el resto de espectadores que animaban a la
selección española". En ese contexto, se procedió a expulsarle, se le
identificó y se le abrió expediente de sanción.
Para el Ejecutivo, según subrayaba entonces, "portar una bandera
republicana no es un comportamiento que 'per se' incite a la violencia",
pero "son las circunstancias en un contexto concreto, como en este
caso, las que determinan, a juicio de los agentes responsables de la
seguridad del evento, si puede convertirse en un acto de incitación a la
violencia".
Otra bandera susceptible de generar violencia según el Gobierno es la
independentista catalan, conocida como estelada. En respuesta
parlamentaria de hace unos meses, el Ejecutivo manifestó que ondearla,
tanto en el fútbol como en otros espectáculos deportivos, puede incitar a
la violencia en sectores de aficionados, por lo que está justificado
confiscarla en la puerta de los estadios --es decir, en este caso,
incluso antes de ser enarbolada-- y prohibir su exhibición si la Policía
lo juzga oportuno.
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